viernes, 17 de mayo de 2013


¿sabes que no se vale? que jueguen con nosotros para la satisfacción personal sin importar el dolor que causes en la otra persona; no se vale jugar con los sentimientos de alguien sólo para conseguir algo que quieres o que sólo deseas porque sabes que lo conseguirás fácil. Eso mi niña no se vale, pero ahí vamos a chocar contra el muro a pesar de que lo vemos enorme como la muralla china y lo hacemos ¿sabes por qué? por que amamos, y ellos nos controlan, saben lo que somos, saben lo que queremos y lo peor es que saben que los queremos a ellos. 

Pero nosotros tenemos la culpa por estar ahí, ahí, ahí todo el tiempo, siempre esperando una llamada, un mensaje, un cambio, un te quiero, un te amo, una sonrisa, una mijaga de su cariño que nos dan a cuenta gotas. Pero ahí estamos y sufrimos y lloramos y el corazón nos duele y vuelva y se revuelca, la cabeza nos explota el corazón nos deja de latir, las lágrimas dejan de salir porque nos secamos por dentro pero ahí estamos ahí seguimos sufriendo por puro gusto pues como ya hemos dado lo que teníamos no nos queda más por perder después de todo "ya dí 1,000%" de lo que soy ¿qué más puedo perder si ya lo he dado todo? 

Y a pesar de que lo sabemos seguimos sintiendo y sufriendo, quizá no valgan un minuto de nuestro tiempo, una gota de nuestra lágrima, no lo valoran, no valoran el tiempo que les hemos dedicado, las sonrisas que hemos vuelto hacia ellos, las miradas de amor que les regalamos sin pedir nada a cambio, por alguna extraña razón no lo ven, no lo valoran y nos usan como trapos; saben que ahí estamos y tan lo saben que con una llamada te rompen el mundo.
Justo ayer veía a mi gato jugar con un ratón y recordé que la vida es así, el gato es muy cuidadoso al cazar, un sigilo de miedo, sabe cómo hacerlo y lo hace perfectamente, existen seres más vivos que ellos que saben en qué momento alejarse pero hay ratones despistados que se acercan demasiado y sin dudar él va en su contra ¡ZAZ! ya lo tiene encima, él trata de huir desesperadamente, chilla, patalea, se mueve en todas direcciones, pero no logra escapar hasta que se resigna a una muerte lenta y espera paciente que la agonía termine, pero el gato no se encuentra conforme con ello ¿qué diversión hay en eso? ¿de qué me sirve que el ratón se meta en mi boca? No, él lo deja ir abre sus patas y el ratón ve una salida, está tan dolido que apenas puede moverse sin embargo saca fuerza de lo más profundo de su ser e increíblemente comienza a caminar, poco a poco cojeando intenta correr y sale del alcance del gato ya está afuera o al menos eso cree; cuando siente que el dolor lo ha hecho libre y que ha pasado lo más complicado el gato regresa pedantemente un zarpazo para herirlo de nuevo lo atrae a él de nuevo para saciar su ocio y vuelve al juego hasta que al ratón no le quedan más fuerzas y fallece en las garras de su asesino quien no lo mató por hambre sino por diversión e incluso se aburre del cadáver de su víctima cuando ya no puede jugar más con ella, por lo que vuelve al juego a buscar un nuevo ratón descuidado para realizar el mismo juego.
Y ahí estamos como el ratón un día y como el gato el otro, cuando eres el gato es una maravilla no tienes nada que perder salvo un momento de diversión; sin embargo cuando nos toca ser el ratón es la muerte pues tu vida sentimental es la que queda severamente dañada y a pesar de que lo sabemos perfectamente ahí vamos a jugar con el gato creyendo que somos el súper ratón que convertirá de ese gato en un felino no cazador... Nos sentimos de maravilla cuando nos llama y nos dice que nos quiere, estás todo el día pendiente del celular para ver si se acuerda de ti, un mensaje aparece "sólo extrañaba decirte que te quiero" y la vida vuelve a ser perfecta y al día siguiente te das cuenta de que sólo eres el juego del ocio, luego te llama y te dice "Te quiero y quiero que volvamos a ser lo de antes" para después de que te ilusionas y ves tu vida su lado, puedes ver perfectamente a tus dos hijas y tu niño varón creciendo junto a él; vas te arreglas quedas perfecta estás con él y justo cuando te utiliza te recuerda por qué no puedes estar con él... Pero ahí estamos. Todo el tiempo hasta que como el ratón simplemente mueres por dentro...

1 comentario:

  1. Esta historia me suena familiar, quizás porque algún día así me sentí yo, pero el tiempo pasa y uno aprende, lo malo es que a veces aprendemos a no ser ya así y es que Aleko ya lo dice el dicho "la mula no era arisca, a palos la hicieron" saludos, por cierto bonita profesión la tuya

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